Educación sexual es igual a Educación de la Afectividad?



Desde hace ya unos años hemos venido escuchando, reflexionando y legislando sobre la necesidad de que nuestros hijos reciban, tanto clases de valores, como de Educación Sexual, pues evidentemente, nuestra sociedad está carente de ambos.  Y la verdad, ¡estoy de acuerdo!... pero depende mucho del cómo.
Quienes promueven la llamada Educación Sexual, se han dado a la tarea de repartir preservativos a diestra y siniestra, como si eso fuera educar, y a desarrollar un mero manual informativo y,  me atrevo a decir, pornográfico, no de cómo se forma el sistema reproductivo y sus funciones, sino más bien un instructivo de como tener relaciones sexuales “libremente”, sin pasar por la preocupación de que las consecuencias incluyan tener un hijo, o de contagiarse del VIH, y además de promover a la promiscuidad, y a probar prácticas que están fuera del comportamiento normal, moral o ético  de la persona humana.  Fíjense bien que estoy hablando de personas, de seres humanos, porque han dado por reducirnos a simples animales que no podemos más que dejarnos llevar de nuestros instintos.  Y perdónenme, pero yo si considero que mi inteligencia, mi capacidad de decidir qué quiero y qué no, y cuando  quiero, o cuando puedo esperar, mi capacidad para gobernar mi cuerpo sin necesidad de dejarme llevar por mis instintos, pasiones o sentimientos, me da una valía mucho más grande y hace que trascendamos al simple hecho de ser animales.
Al hablar de Educación sex… mejor la comenzamos a llamar por su verdadero nombre: Educación de la Afectividad… Al hablar de la educación de la afectividad, engloba más la totalidad de la persona humana, y tomamos en cuenta que para que nosotros logremos lo que estamos buscando, que es la felicidad, debemos recibir, o dar, una educación integral que hable tanto del sexo, como de la grandeza del amor, porque al final de cuentas, el sexo es una pequeña parte del amor.  Y esto, el amor, que es la actividad humana por excelencia que nos define, no hay profesor que pueda transmitir su verdadera definición, su verdadero sentido,  en un salón de clases, al hablarles sobre las diferentes formas de tener relaciones, o al hacerles practicar usar un preservativo con  un banano o algún otro instrumento a su alcance.
Las únicas personas que transmiten, heredan, enseñan, o  como lo quieran llamar,   tanto el amor como  su forma de vivirlo, y los valores que se deben practicar de los que hablaba al principio, son los padres de familia.  De cómo ellos se traten, de como ellos vivan el amor entre ellos, de cómo ellos vivan los valores, así será la calidad de educación de la afectividad que nuestros hijas reciban.
Ya nos podemos poner de cabeza en las aulas por enseñar a nuestros alumnos a amar, pero si sus padres no lo viven en sus hogares, difícilmente nuestros jóvenes lo asimilarán.
Es por esto que cuando damos esta educación en los centros educativos recibe el nombre de educación de la sexualidad; y tal vez, podríamos escuchar a los expertos en el tema que lo que realmente se deben crear son escuelas de padres,  para que estos sepan cómo amar, sepan cómo amarse, y sepan cómo educar en el amor.
Así que definitivamente no, educación de la sexualidad no es, ni será nunca igual que la educación de la afectividad.

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